Friday, January 16, 2009

Paraiso por Alejandro Rios -El Nuevo Herald

Opinión El Nuevo Herald

Publicado el jueves 02 de octubre del 2008


El director de cine cubanoamericano León Ichaso convocó a un grupo de amigos para una proyección de su filme todavía en proceso de terminación, pero prematuramente desbordante de una fotogenia que sustrae el resuello desde el primer fotograma, Paraíso.

No quería un festival de patadas, dijo enfático al comienzo de la especial ocasión. Nos había citado porque necesitaba opiniones constructivas, bien intencionadas, que contribuyeran, de algún modo, a pulir las aristas o ajustar los cabos de su urticante película.

Dijo que Paraíso terminaba la trilogía que ha perpetrado sobre la circunstancia cubana, siendo El Súper (1979) la primera y Azúcar amarga (1996) la segunda.

Cualquier otra, aseguró, será realizada en una Cuba libre por la cual siente una marcada ansiedad de exploración. En el ínterin, su cinematografía, dedicada a la isla, realizada con magros recursos pero ejemplar perseverancia, lo ha anclado a la nacionalidad aplazada de modo casi feroz.

Ichaso ostenta reconocidos créditos en la competitiva industria cinematográfica y televisiva de Hollywood que le permitirían soslayar el quemante tema de su país de origen tan expuesto a la incomprensión, la disyuntiva y hasta el rechazo en ese medio mercantil de glamour y frivolidad. Ya se sabe lo que ha sido Cuba para el cine comercial norteamericano e incluso para unos pocos intentos fuera del sistema: un manojo de filmes condescendientes, en los peores casos, de la dictadura de los Castros y, en los mejores, caricaturas y estereotipos usurpando verdades y sondeos algo más profundos.

Uno de los valores de Ichaso como artista cubano exiliado es el de no categorizar o excluir a sus congéneres por orden de llegada o expediente político. En el reparto de su nuevo filme, por momentos thriller o historia de horror, los protagónicos se distribuyen entre actores recién llegados a estas costas, los cuales imprimen una autenticidad casi documental a la hora de decir y gestualizar.

El grupo integrado, entre otros, por Adrián Mas, Tamara Melián, Ariel Texido, Miguel Gutiérrez y Lily Rentería dan cuenta de sus variados y complejos personajes cubano-miamenses con una convicción deslumbrante. Todos cómplices de un director que los consulta a cualquier hora del día y de la noche sobre el proceso creativo y los insta a improvisar y participar en una experiencia conocida que les pertenece por derecho propio.

Del argumento sólo es dable apuntar que aborda la llegada de un balsero joven y apuesto, quien viene en busca de su padre, una figura importante de la radio local. Ambos son dos lobos solitarios que han debido sobrevivir, con máscaras y artimañas, los obstáculos de vidas quebradas por represiones y desplazamientos involuntarios. Los dos medirán sus fuerzas y terminarán devastados en el intento.
Ichaso logra bajarle el humo hedonista y arrogante a cierto estamento de la sociedad miamense y por momentos nos devuelve una imagen, casi desconocida, que recuerda algunos sitios apabullados de Nueva York donde recibió, de muy joven, su intensa educación sentimental.

La visualidad y composición enervantes del filme, sello que distingue el cine del director, se refiere en blanco y negro y en colores, como retazos de pesadilla. Por momentos, es la visión de un poeta maldito; en esencia, la crónica del llamado ''hombre nuevo'' cuando escapa del ''paraíso proletario'' en busca de otra tierra prometida, que apenas entiende, y trata de doblegar con su formación marginal. Paraíso es un shock cultural en pantalla, pródigo en chispazos reflexivos e hirientes, acápite de la tarea pendiente de un país que espera por la apremiante reconstrucción material y espiritual.

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